Luz y sombra
Debbie - Terapeuta y Fundadora de Oscura


Cuando pensamos en nuestros miedos, es fácil imaginar esas partes de nosotros que preferimos ocultar: nuestros fracasos, inseguridades o dolores. Sin embargo, hay un temor igual de potente, aunque más silencioso: el miedo a nuestra propia luz. ¿Qué pasa cuando todo lo que deseamos está al alcance de nuestras manos? ¿Qué sucede cuando el éxito llama a nuestra puerta y ya no hay excusas para quedarnos en nuestra zona de confort?
La parte visible de la luz
La luz es atrayente, deslumbrante. Es ese sueño alcanzado, el premio ganado, la carrera exitosa, el reconocimiento en el trabajo, el proyecto personal que triunfa. Es lo que todos pueden ver desde fuera, y a menudo, lo que también perseguimos con ansias.
Ser la persona que siempre habías soñado ser es un concepto emocionante. Nos gusta imaginar qué pasaremos por el podio, que nuestras metas cobrarán forma y que los aplausos confirmarán que hemos llegado. Pero, ¿asto es todo lo que implica?
La sombra de la luz
Lo que no se ve desde fuera es la otra cara de la moneda:
La exigencia constante.
Las noches de insomnio pensando en próximos retos.
El poco tiempo para el ocio, los amigos o el descanso.
La ansiedad por mantener el nivel alcanzado.
Por ejemplo, piensa en aquel trabajo soñado que finalmente conseguiste. Desde fuera, parecía perfecto: un buen salario, reconocimiento y oportunidades de crecimiento. Pero pronto te diste cuenta de las horas extra, de los fines de semana interrumpidos por correos urgentes, de cómo empezabas a dejar de ver a tus amigos porque el cansancio te dominaba. O imagina el momento en que decidiste emprender ese proyecto personal tan anhelado: la emoción inicial se mezcló con noches sin dormir, miedo al fracaso y una presión constante por "dar la talla."
Cuando abrazas tu luz, también te enfrentas a sus demandas. Mantenerse en ese nivel requiere autoconocimiento, trabajo personal y renuncias. Muchas veces, lo que realmente nos paraliza no es la sombra que arrastramos, sino el esfuerzo que conlleva sostener nuestro propio brillo.
El poder del autoconocimiento
Conocerte a ti mismo es el primer paso para transformar este miedo. La razón de que nos de miedo nuestra luz es porque nos obliga a asumir una gran responsabilidad: sabrás exactamente de qué eres capaz. Ya no podrás usar excusas, culpables o barreras externas para justificarte. Cuando te conoces, también descubres tu propósito y, con ello, la certeza de que todo lo necesario para ser imparable está dentro de ti.
Piensa en esa ocasión en que descubriste un talento que nunca antes habías explorado. Tal vez alguien reconoció tu habilidad para conectar con las personas, crear arte o resolver problemas complejos. En el fondo, supiste que si te lo tomabas en serio, podrías destacar. Pero al mismo tiempo, te invadió una sensación de peso: ¿cómo manejaré esta responsabilidad? ¿Y si fracaso? Ese es el miedo a la luz del que hablamos.
Ser imparable
Cuando abrazas tu luz, también te reconcilias con tus sombras. Ambas partes son necesarias. El camino no es solo de brillo; también requiere coraje, compasión y mucho trabajo interior. Pero lo que obtienes a cambio es incomparable: la certeza de que eres suficiente y capaz. No porque otros te lo digan, sino porque tú lo sabes desde el fondo de tu ser.
Estarás cansado a veces, sí. Tendrás días en los que quieras detenerte, pero ese conocimiento profundo de ti mismo será la base que te haga levantarte una y otra vez. Porque al final, lo que realmente te detiene no es el miedo a tu sombra, sino a todo lo grandioso que podrías ser si decides encender tu luz.
¿Y si hoy das un pequeño paso hacia ese lugar donde reside tu grandeza? Puede que descubras que tu mayor miedo, en realidad, es tu mayor fuerza.
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